UNA CARTA A LOS HIJOS DE LA LIBERTAD

Es un amanecer en Managua. El sol acaricia los tejados y despierta a un pueblo que lleva décadas luchando, cargando una herida abierta. La gente camina cabizbaja, pero no vencida. Nicaragua no ha olvidado cómo soñar. Sin embargo, en el horizonte se alza una sombra densa: una dictadura que sigue pisoteando la esperanza.

Nicaragua: Donde los Sueños se Resisten a Morir Hay algo mágico y trágico en este pedazo de tierra. Nicaragua no es solo volcanes, café y poesía. Es el país donde un pueblo unido en abril de 2018 dijeron valientemente; “¡Ya no Mas!” a la opresión. Donde cada madre que ha perdido a un hijo sigue siendo un grito vivo en las calles.

El régimen Ortega-Murillo no solo se ha robado la democracia; ha secuestrado la dignidad de un pueblo entero. Sus armas no solo son las balas y las cárceles, sino también la censura, el terror y la pobreza.

Cada familia obligada a huir es una victoria para la dictadura, porque debilita el tejido social que podría derribarla. ¿Y ahora qué? Esperar que las cosas cambien solas no es una opción. La libertad nunca se regala; se CONQUISTA!